Daimiel (Ciudad Real)
Crónica Profesión Solemne Sor Charina
CRONICA PROFESIÓN SOLEMNE SOR CHARINA
Con inmensa alegría el día 15 de septiembre celebrábamos en este Monasterio de Daimiel la Profesión solemne de la juniora Sor Charina Abelitado, de nuestra casa filial de Filipinas.
La celebración fue precedida por una vigilia de oración la noche del 14, en la que estuvieron presentes los Padres pasionistas con los seis novicios que harían sus votos temporales el mismo día 15 por la tarde y cuatro jóvenes que habían comenzado su noviciado ese mismo día. Se desarrolló con la Exposición del Santísimo, hubo cantos, testimonios de los novicios y de las monjas, y gran participación de los fieles, como anticipo gozoso de la gran fiesta para Daimiel el día 15.
Amaneció el gozoso día 15, y poco a poco la iglesia se iba llenando de fieles. La celebración comenzó a las 10’30 y fue presidida por D. Miguel Ángel Angora, Delegado Episcopal de religiosas, y concelebrada por 18 sacerdotes, contando con la presencia de dos seminaristas de Daimiel y un monaguillo. D. Juan Carlos Fernández de Simón, sacerdote de Daimiel, estuvo encargado de la ceremonia, contribuyendo al buen desarrollo de la misma.
Mientras las monjas entonaban el Veni Creator, los sacerdotes salieron en procesión, tras la Cruz procesional, que portaba un seminarista, iban los tres acólitos abriendo la procesión seguidos por los sacerdotes hasta llegar a un lateral de la Iglesia, donde las monjas se unieron a la procesión para subir al presbiterio en su lugar correspondiente. Todo resultó muy emotivo para los fieles, que llenaban el templo, uniendo sus voces al coro de las monjas y a los sacerdotes. Para que todos pudieran unir sus voces, se repartieron las letras de los cantos en latín, así todos pudieron seguir con más facilidad la Misa de Angelis. La iglesia ciertamente resonó gozosa con las voces de todos.
El rito de la profesión tuvo lugar tras la homilía, en la que se destacó el valor primordial de la entrega a Dios y el don inestimable de la vida religiosa, animando a la neoprofesa a caminar en fidelidad siempre creciente. Llegado el canto de la Letanía de los santos, que fue entonado por el P. Carlos Cano, pasionista, todos nos pusimos de rodillas implorando sobre la profesa la intercesión de los santos, mientras ella se postraba ante el altar,  momento ciertamente emotivo y sobrecogedor.
Con voz serena y firme decisión pronunció sus votos solemnes para toda la vida. Tras la ratificación por parte de la M. Correctora se acercó al altar a firmar el documento. La intensa alegría fue expresada en un abrazo, no solo en el altar sino también a todas las Hermanas de Comunidad mientras se entonaba: “Qué deseables son tus moradas”
Tras la bendición de la profesa continuó la celebración que concluyó con la “Salve Regina” cantada gozosamente por todos los participantes.
Antes de concluir, Sor Charina se dirigió a los presentes con estas palabras:
“En estos momentos que tanta gratitud siento en mi corazón hacia Dios, deseo también expresarles mi gozo por haberme acompañado en este día tan gozoso y plenificante de mi vida y desde este gozo quiero compartirles mi alegría con unas breves palabras.
Todo es gracia  de Dios .Todo ha sido por pura gracia y misericordia de Dios. ¿Cómo pagaré al Señor todo lo que me ha sido dado y me ha hecho? Tantos detalles recibidos por gracia, de tantas maneras y de tantas formas. Ciertamente todo es gracia  por pura gracia.
Cuanto más lo reconozco tanto más recibo y tanto mucho más, el impulso de darle y entregarle todo.
Con la Virgen María también digo yo “Mi alma proclama la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador porque ha mirado la humillación de su esclava y ha hecho maravillas  en mi vida, por haberme creado y redimido, hecho cristiana y Monja Mínima, por haberme dejado seguir adelante en el camino por donde se puede correr y volar con las Hermanas de Lipa y de Daimiel hacia la morada de Dios para morar con Él siempre, viendo su rostro cara a cara para siempre.
En nombre de las Hermanas de Filipinas, deseo manifestarles nuestra gratitud a cuantos han ayudado a la Comunidad para hacer posible el llevar la gracia y beneficio de la presencia de las Mínimas en nuestra tierra filipina, de hacer posible que allí pudiéramos conocer el carisma Mínimo con el que muchas jóvenes podrán santificarse y gastar su vida por la gloria de Dios y la salvación de las almas.
Gracias sinceramente a cuantos habéis hecho posible esta Celebración. Que sea una gracia para cada uno de los presentes, para cada familia y para todo el pueblo de Daimiel con abundantes vocaciones”.