Daimiel (Ciudad Real)
PROFESIÓN SOLEMNE SOR MARÍA GUADALUPE DE SAN FRANCISCO DE PAULA
PROFESIÓN SOLEMNE DE SOR Mº GUADALUPE

En el Monasterio de Nuestra Señora de la Victoria de Daimiel, el veintiuno de mayo del dos mil veintidós, a las cinco de la tarde, emitió la profesión de votos solemnes Sor Mª Guadalupe de San Francisco de Paula.

Dicha celebración fue precedida el día anterior por una vigilia de adoración, a cargo de los jóvenes de Hakuna de nuestra diócesis, a la que asistieron también miembros de Hakuna de Sevilla, muy cercanos a nuestra comunidad. En la vigilia, centrada en la adoración eucarística, hubo silencio, cantos, palabras ungidas y el testimonio de la profesa, que animó a todos los presentes a abrir su corazón a Dios, que siempre indica desde dentro, el camino a seguir, dando muestras de su gran felicidad ante la entrega que al día siguiente haría con su profesión.

En la Eucaristía presidida por nuestro Padre y Pastor, el Obispo, D. Gerardo Melgar, nos acompañaron 14 sacerdotes, religiosas de la localidad y numerosos fieles, amigos y familiares, para dar gracias a Dios por la entrega de esta hermana y para compartir la alegría de la comunión fraterna que nos une en Cristo Jesús.

El Sr. Obispo en la homilía describió la grandeza de la entrega plena de la persona, para gloria de Dios y al servicio de la Iglesia, en la vida contemplativa de clausura.
Al término de la celebración, sor María Guadalupe, dirigió unas palabras de gratitud a todos los presentes, muy emocionada y rebosante de alegría. Finalmente la Madre invitó a los presentes a pasar al locutorio para saludar a la profesa y tomar algún dulce o refresco.

Los cantos durante toda la Eucaristía y la letanía de los santos, los llevaron a cargo, con gran unción, un grupo de jóvenes de la parroquia de Santa María. Todos pudimos alabar a Dios con el canto gregoriano, al entonar la misa VIII; conocida por misa de Angelis, junto a otras polifonías muy bien entonadas. Verdaderamente fue una gran celebración

A continuación compartimos un testimonio de gratitud de nuestra hermana sor María Guadalupe.

“Quiero agradecer profundamente al Señor, por la llamada a esta vocación en esta familia Mínima, ante este regalo tan grande de la vocación contemplativa, aun con mis muchas limitaciones;  cuando recuerdo mi vida en el mundo y la búsqueda de una felicidad plena, se me llena el corazón de una inmensa gratitud y no paro de dar gracias, muchas gracias al Señor por haberme abierto los ojos y hacerme descubrir que me llamaba a caminar con Él más de cerca.
Tenía la certeza de que no he venido al mundo por caso, que tenía una misión que cumplir, segura que realizando la vocación a la que he sido llamada encontraría la verdadera felicidad.
  En estos años de vida religiosa, con la convivencia en comunidad, los  ejemplos de hermanas que viven una vida tan plena, aun en su ancianidad con una felicidad que irradian, que contagian y motiva a darse con generosidad, con la alegría, el entusiasmo y las ganas de vivir llenas de paz, serenidad y un amor tan grande a Jesús y a María…   todo esto, y la seguridad que estas hermanas aunque algunas ya no están con nosotras aquí, desde el cielo nos ayudan a superar los obstáculos, que la vida y el día a día conllevan, también interiormente, me siento en mi lugar. Ya se llenó ese deseo, y ese hueco dentro de mí con la sensación de que algo faltaba, ya no está. Tengo esa profunda paz interior que solo da el Señor Jesús”.