Testigos
Carta abierta -de Sor Rosa Mª
Mi querida hermana:

Hoy he vuelto a escuchar a mis hermanas hablarnos de ti. Permaneces aún con nosotras. Quienes tuvieron la dicha de convivir contigo hablan de ti con naturalidad. Consumaste tu vida religiosa con tanta rapidez como entusiasmo. Te habías tomado en serio ser de Dios y con esta conciencia intentabas proceder en cada momento. Dios te había dotado de muchas cualidades humanas y espirituales y tú las cogiste todas como un ramillete aún en capullo para consumarlas en su honor en breves años. Nos dicen que en varias ocasiones te habían visto llorar con nostalgia del cielo. Te fuiste pronto, sí, pero continúa entre nosotras, y no sólo aquí en Daimiel sino en muchas partes del mundo....
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