Archidona (Málaga)
Presentación
 
San Francisco de Paula al conocer por inspiración Divina la situación de la Ciudad de Málaga con el ardor de su caridad que le impulsaba a trabajar por la paz, envía frailes a España para entrevistarse con los Reyes Católicos y anunciarles la eminente caída de la Ciudad, lo que efectivamente tres días después; el 18 de agosto de 1487 Málaga se rinde.
 
Los Reyes en agradecimiento les concede el privilegio de fundar conventos en toda España y firma la cesión a perpetuidad del “Real Sitio” de aquella antigua huerta del “Acíbar” con todos sus terrenos colindantes para que funden allí el primero y principal Convento de la Orden, el cual deberá ser llamado de Nuestra Señora de la Victoria.
 
Era tanto el agradecimiento de los malagueños y la fama de santidad de Francisco que los Condes de Ureña quieren tener conventos en todos sus Estados; y deciden llevar a cabo la Fundación de un Convento de Monjas Mínimas en su Villa de Archidona. Para ello hicieron donación de su residencia y de la Ermita contigua.
 
Desde la primera casa en la provincia de Jaén, la rama femenina de las Mínimos se ampliará por toda Andalucía. Es así como, el 18 de enero  1551, los Condes de Ureña, fundaron el convento de Archidona con dos monjas del monasterio de Andujar, Sor María de Jesús Quesada y Sor Antonia de San José Montenegros, siendo Provincial de la Orden, Fray Alonso de Baeza.
 
Aquí tuvo su origen, la actual Comunidad de Hermanas Mínimas de San Francisco de Paula de la ciudad de Archidona.
 
La ciudad de Archidona, en la provincia de Málaga, se sitúa sobre una elevada y áspera sierra. Su origen incierto podría remontarse a la “Ascua” fenicia, o a la “Esteladurna” romana, cuyo significado es “molino de aceite”. El nombre actual procede de los árabes, que la conocían como Medina Arxiduna.
 
La primitiva ciudad o Villa Alta fue reconquistada por Don Pedro Girón para el rey de Castilla en el año 1.431. Estaba enclavada en la cima de la sierra Virgen de Gracia, en cuya cúspide se levanta el castillo, en otros tiempos fortaleza mora. Rodeada de murallas y defensas, el continuo crecimiento de la población obligó a sus habitantes a trasladarse a la villa baja, actual Archidona, llegando a existir, durante algún tiempo, dos poblaciones con el mismo nombre.
 
Los descendientes directos del conquistador de la villa erigieron un pequeño palacio en el lugar que hoy ocupa parte del Convento de las Mínimas.
 
La construcción de la iglesia se inició a principios del siglo XVII, solicitándose para ello una calle que lindaba con el convento. Siendo dirigida por el maestro alarife Cristóbal García.
 
La fachada es un bello conjunto de contrastes, que combina piedra y ladrillo. Encajada entre la torre y un ala del convento, muestra una calle central en la que se abre la portada de piedra gris.
 
La torre, cuya construcción es ya de finales del siglo XVIII, se alza sobre tres cuerpos cuadrangulares, en los que se abren ventanas de medio punto. El último cuerpo, más reducido que los anteriores, se remata en forma de pirámide octogonal con alegres tejas verdes y blancas.
 
El coro alto está decorado con pequeñas vitrinas, cuya contemplación inspira a un meditar profundo.
Bajo las rejas del coro alto se sitúa el cancel. Con sus columnas laterales y en color oscuro, es un soberbio ejemplo de contrapuerta barroca… es una llamada al recogimiento… La única nave de la iglesia está cubierta con bóveda de medio cañón y lunetos, decorándose con grandes marcos de molduras de recuerdo mudéjar. A lo largo de toda la nave se abren tribunas adornadas con estrellas.
 
Sobre sus muros, pueden observarse diversos retablos y pinturas. En el lado de la epístola destaca un lienzo de la Virgen de Gracia, patrona de Archidona, cuyo marco barroco del siglo XVIII se sitúa entre artísticas molduras de yeso.
De gran belleza es un retablo, de principios del XVII, que preside una pintura de San Antonio de Padua, con representaciones de escenas milagrosas… Impresiona también, la talla de San José, de muy bella ejecución, en un retablo de madera dorada con soporte de columnas.
 
En el lado opuesto, contemplamos una magnífica Inmaculada, obra del siglo XVIII. Hacia la cabecera de la Iglesia, dos nuevos retablos.
En el primero, la Virgen del Fuelle, se trata de una escultura flamenca de estilo renacentista, relieve en madera tallada y estofada del siglo XVI, realizado sobre la cara de un fuelle de 35 cm y que representa la Virgen con el Niño y un ángel, con escudo partido con ciprés y palmera. Está montada sobre una peana de madera policromada… Finalmente, una talla de San Francisco, obra del XVII, y de aspecto arcaizante, muestra la inmensa fe de este hombre de Paula.
 
La transición al presbiterio, bajo bóveda semiesférica con escudo de la Orden, está marcada por un arco triunfal trebolado. El Altar mayor es un bello ejemplo de sencillez y luminosidad. Realizado en yeso, deja hornacinas para imágenes y marcos para lienzos. Sobre el Arcángel San Miguel, se sitúa una talla de Cristo Crucificado. Presidiendo el retablo, el escudo de la Orden, símbolo de la caridad.
 
En un lateral y sobre las rejas del coro bajo, se disponen tres pinturas, que representan la Flagelación,… la Piedad,… y a Cristo muerto en la Cruz.
 
El interior del convento presenta una estructura espaciosa y acogedora, dispuesta en torno a un patio interior. En la zona baja, y comunicadas con este patio, se sitúan las diversas dependencias. Una  de estas habitaciones, sirve para realizar el trabajo de lavado de ropa en seco, que es, junto a la elaboración de dulces de artesanía, el sustento económico de la Comunidad.
 
*******************
 La Liturgia  Eucarística diaria es a las 9,30 de la mañana,
 con gran afluencia de fieles.
A continuación permanece Expuesto el Santísimo todos los días
 con la Iglesia abierta hasta las 13 horas.
Documentos adjuntos