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LA FUNDACIÓN
El convento de Monjas Mínimas de Valls se llevó a cabo con cuatro monjas de la Comunidad de Barcelona. La Providencia de Dios se valió especialmente de Dª Basilisa de Pereyre. Esta señora, era muy devota de San Francisco de Paula y al quedar viuda, le inspiró el Señor emplear los bienes recibidos de su esposo en esta fundación, ya que mantenía amistad con las Monjas Mínimas de Barcelona.
Así el 1 de marzo de 1681 dio comienzo esta Fundación en un edificio ubicado en el centro de la ciudad en el Pati, que pronto quedó transformado en convento, con una pequeña capilla.
La iglesia se construyó más tarde y fue inaugurada el 4 de mayo de 1761. De una sola nave, presidida por una imagen de la Inmaculada, obra de Luis Bonifás. Dicha imagen y todo el edificio fue destruido en 1936.
Aunque después se pudo recuperar el solar, al no reunir condiciones para la vida contemplativa, se adquirió el convento actual un poco más en las afueras.
La historia de esta Comunidad es rica en ejemplos de fiel observancia tanto personal como comunitaria.
Una fecha significativa fue el 30 de enero de 1860 en que ingresa en la Comunidad Filomena Ferrer Galcerán, de 19 años. Una frágil muchacha vivaz y alegre; con más fuerza que apariencia externa, con más vida que salud física que será y Confidente del Sagrado Corazón de Jesús y que en su corto vuelo por el claustro dejó una gran huella de santidad.
El Señor le pidió la fundación de un Monasterio y un Templo Expiatorio dedicado al Sagrado Corazón de Jesús en su pueblo natal de Mora d´Ebre que se llevará a cabo en 1894, con siete monjas de esta Comunidad, aunque ya había muerto Sor Filomena.
La Comunidad impulsada por Sor Filomena continuó caminando a pasos agigantados en el espíritu de la Regla profesada y siempre con una especial devoción al Corazón de Jesús, comunicando también esta fuerza a otros monasterios. La presencia de la Venerable es un reclamo continuo a esa vida de radicalidad y aún después de su muerte continúa vivo el empuje en el camino de la santidad.
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