Grottaferrata (Roma, Italia)
Testimonio Sor Mª Inmaculada
EL SEÑOR ME MIRÓ A LOS OJOS Y SONRIENDO ME DIJO:
 “VEN Y SÍGUEME”
 
 
Me llamo Beatriz Olivia, soy Mexicana. Han pasado 5 años desde que ingresé en el Monasterio de las Monjas Mínimas de San Francisco de Paula en Grottaferrata (Roma-Italia).
Tenía 16 años cuando conocí por primera vez a las Monjas Mínimas en México. Desde el primer encuentro que tuve con ellas sentí que el Señor me pedía  dejar mi País, mi familia y mi casa para seguirlo.
Esta llamada fue para mi muy fuerte que me animó a dejarlo todo sin saber a donde me estaba llamando el Señor. Cuando llegué al Monasterio sufrí mucho por la nostalgia de mi familia porque nunca me había alejado de ella. Sin embargo por este desprendimiento que hice, el Señor me premió guiándome cada día con ternura hacia Él.
En cada etapa de mi formación sentía que el Señor me hacía entender cada vez más que esta era mi vocación.
Cuando terminé los dos años de postulantado estaba indecisa si empezar el noviciado, pero fue entonces cuando sentí que Dios me guiaba con tanto amor y paciencia en mi camino, y desde entonces me decidí a seguirlo por toda la vida.
Antes de iniciar el noviciado la Madre que me preparó en mi formación me aconsejó de pedir luz al Espíritu Santo para que me iluminara a escoger mi nombre de religión porque en este nombre Dios tendría encerrada la misión que me tenía preparada desde toda la eternidad.
Gracias a la inspiración del Espíritu Santo y a la ayuda del Padre Espiritual, escogí este nombre: “Sor María Inmaculada del Niño Jesús” que para mí significa la presencia particular de María en mi vida, que con su guía materna me conduce hacia Jesús por el camino de la humildad y del abandono.
Después de los dos años de noviciado, me decidí definitivamente a entregar toda mi vida a Jesús con la Profesión Temporal, sin temer las dificultades que se puedan presentar, sino más bien poniendo mi confianza en El y abandonándome en sus manos.
La experiencia que tuve el día de mi Profesión fue de una alegría muy grande porque en ese momento sentí más de cerca la presencia de Dios y comprendí que Él me iba a sostener siempre en mi camino.
Hoy me siento llena de gratitud por este don que Dios  me ha concedido.
¡Cómo quisiera que muchas jóvenes sintieran la llamada de Dios y pudieran darle una respuesta generosa para experimentar la verdadera felicidad que solo Dios puede dar!
 
Sor María Inmaculada del Niño Jesús
(Beatriz Olivia Luna Montealegre).