Grottaferrata (Roma, Italia)
PROFESIÓN SOLEMNE

 

CRÓNICA

PROFESIÓN SOLEMNE DE SR. ANAMARIA DEL CORAZÓN DE JESÚS
Y
SR. MARÍA FRANCISCA DE S. TERESA DEL NIÑO JESÚS


El día 25 de Abril del 2010, domingo del Buen Pastor, Sr. Anamaría del Corazón de Jesús y Sr. María Francisca de S. Teresa del Niño Jesús, ambas mexicanas, han emitido la Profesión Solemne en la Comunidad de las Monjas de la Orden de los Mínimos de Grottaferrata (Roma).
Ha presidido la celebración el Obispo de Frascati, Monseñor Raffaello Martinelli y con él han concelebrado once Sacerdotes, entre los cuales nuestros Hermanos Mínimos: P. Francisco Lenti, P. Pablo Raponi, P. Luis Lia y P. Milan Jura. Asistieron dos diáconos y ocho ministros.
A la celebración participaron con mucha emoción y alegría los padres de las Profesas, venidos de México, numerosos religiosos y religiosas, amigos y fieles.
La celebración tuvo inicio con una solemne procesión, luego el Obispo quiso reemplazar el acto penitencial con la aspersión del agua bendita en memoria de la consagración bautismal. Después de la liturgia de la Palabra, un diácono llamó a las dos candidatas por nombre y éstas contestaron con las palabras de Samuel: "Aquí estoy, Señor; tú me has llamado."
Después siguió la homilía en la cual el Obispo ha recordado ante todo que en la Iglesia hay muchos carismas y todos son importantes, pero cada uno está llamado a seguir su propia vocación para ser plenamente feliz. Luego ha querido subrayar la importancia de la vida contemplativa claustral porque es la oración la fuerza de todo apostolado. Ha expresado su alegría de poder acoger en su Diócesis religiosas procedentes de varias partes del mundo. Al mismo tiempo ha deseado que también en este territorio Tuscolano puedan surgir nuevas vocaciones a la vida consagrada gracias a esta celebración y por lo tanto ha invitado a todos los fieles a pedir para que la Diócesis reflorezca de sacerdotes y de almas consagradas originarias de esta tierra.
Terminada la homilía, las dos candidatas se han trasladado al centro del presbiterio para contestar a las preguntas a ellas dirigidas por parte del Celebrante. Siguió la oración litánica, cantada por un clérigo de los Oblatos de María Inmaculada: toda la asamblea, intensamente emocionada, contestaba de pie, mientras las dos profesas se postraron como señal de muerte al mundo y del comienzo de una vida nueva en Cristo. Reinaba una atmósfera de Paraíso porque toda la corte celestial, invocada para interceder, parecía bajar del Cielo con su bendición.
Siguió la Profesión en las manos de la Madre María Concepción Sanna, Correctora de la Comunidad, y luego cada profesa fue a firmar sobre el altar la fórmula de la Profesión. Después las dos juntas entonaron una antífona para expresar el sentido de su consagración y de su alegría. Luego se arrodillaron para recibir la solemne bendición pronunciada por el Obispo que al final les entregó algunos símbolos: la vela como signo de su testimonio profético de la luz de Cristo; el libro de la Liturgia de las Horas como signo de su misión de alabanza e intercesión por la salvación del mundo y una corona de flores como signo de su consagración nupcial a Cristo, Esposo de las vírgenes.
Concluido el rito de la Profesión dio inicio la procesión de las ofrendas.
Las Religiosas, que acababan de ser consagradas, han presentado las ofrendas eucarísticas como expresión de su donación a Dios; una religiosa ha llevado una lámpara encendida, símbolo de la fe, que como llama ardiente, tiene que iluminar siempre nuestro camino vocacional; el papá de una de las Profesas ha ofrecido un cordero de mazapán que simboliza a Cristo, Cordero Inmaculado y Buen Pastor, que conduce el rebaño a las praderas de la vida eterna; y sus mamás dos rosas blancas, símbolo de la oferta total de la vida, que las profesas acababan de hacer a Dios y a la Iglesia.
Antes del rito de despedida el Obispo ha dado pública lectura de los pergaminos que llevaban la bendición del Papa Benedicto XVI. Luego, una de las recién Profesas ha dirigido, en nombre de ambas, palabras de agradecimiento ante todo a Dios por el gran don de la vocación recibida, luego a la Comunidad que las ha acogido, al Obispo, a todos los concelebrantes y a cuantos las han acompañado en este momento tan significativo de su vida, asegurando de llevar a todos en la oración y pidiendo la ayuda de todos para poder quedar fieles hasta el final.
Al conclusión de la Misa los participantes se han acercado a las Profesas para expresar sus sentimientos de alegría y conmoción.


TESTIMONIO DE SR. ANAMARIA DEL CORAZÓN DE JESÚS

Con la Profesión Solemne he sentido de una manera muy fuerte la predilección de Jesús hacia mi y he renovado mi voluntad de amarlo hasta el fin. He tenido el don de experimentar las palabras de S. Agustín, tantas veces meditadas en el silencio de mi celda: "Me has llamado, has gritado, has quebrantado mi sordera. Me has deslumbrado, me has fulgurado, y por fin has curado mi ceguera. Has alentado sobre mí tu perfume y yo lo he respirado, y ahora anhelo a Ti. Te he gustado y ahora tengo hambre y sed de ti". Ahora mi corazón exulta de alegría y de gratitud por su infinito amor y queda imprimida de modo indeleble en mi alma la intensa emoción sentida en el día maravilloso de mi consagración perpetua. ¡Gloria al Señor!

TESTIMONIO DE SR. MARÍA FRANCISCA DE S. TERESA DEL NIÑO JESÚS

Estoy agradecida a Dios por haberme mirado con un amor muy especial y por haberme llamado a ser una hija de S. Francisco de Paula. Con el don de la Profesión Solemne ahora siento de pertenecerle completamente y para siempre. El día de la consagración he sentido inundado mi corazón de alegría, de aquella alegría que sólo Jesús sabe dar y he hecho experiencia de manera aún más fuerte de una frase a mí querida: "Sólo tú eres mi pastor". No por casualidad era el domingo del Buen Pastor! Jesús me ha tomado de una tierra lejana para conducirme a las aguas tranquilas de su paz y hacerme descansar sobre las praderas herbosas de su tierno amor. Ahora puedo gritar al mundo desde mi clausura: ¡Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque Dios está conmigo y habitaré en la casa del Señor mientras dure mi vida!