Orar
¡Venid a Mí todos! Es el deseo de Jesús
VENID A MÍ TODOS
Es Jesús quien nos invita a venir a El y nos ofrece su consuelo, su salvación, su Vida, su Amistad, su Amor. En un rato de silencio y de oración, intenta leer en tu corazón y encuéntrale. No te preocupes en nada más, tan sólo confía en el Dios que nos habita.
 
El tiempo de cuaresma es un período de búsqueda del Señor; de contacto más personal con el Redentor; de empeño en conocer cómo entrar en su intimidad; de adentrarse en ese caminar que nos marcó con su mismo vivir y tenemos recogido en el Evangelio. En una palabra, es el tiempo de encontrar la Plenitud del Amor, de la Verdad, de la Felicidad.
El acercarse a Jesucristo, Hombre y Dios verdadero, plenifica nuestro ser y nos libera de cuanto no somos nosotros mismos, porque nos pone en la Verdad de nuestro ser y saca de lo más hondo de nosotros lo mejor que tenemos, desarrollándolo en la medida en que abramos nuestro corazón a su Verdad y a su Amor..
Lástima que tantas personas, que sufren terriblemente, no sepan que en Cristo Jesús tienen la verdadera Vida y la plenitud de la Felicidad. Tantas personas que están angustiadas porque, cerradas en sí mismas, no encuentran el valor de la vida y del amor, podrían encontrar la Paz y la Felicidad abriéndose a Cristo porque Él llama a “todos los que estáis cansados y agobiados, venid a Mí y yo os aliviaré”.
Es una llamada que sale del Corazón compasivo y misericordioso de Jesús, dirigida a cuantos necesitan un apoyo, una mano amiga, un consuelo, un descanso. Y qué dolor causa ver y comprobar el dolor de tantas personas angustiadas actualmente y que no se acercan a este Corazón lleno de piedad y de amor, Fuente de Paz y de Felicidad.
¡Cuántas penas y sufrimientos desaparecerían si muchas de estas personas se acercasen con corazón abierto a este Corazón lleno de amor! Porque el dolor se les apaciguaría ya que encontrarían una luz que les iluminaría el modo de actuar y de conducirse quedando aliviado grandemente su peso.
Por nuestra parte, ellas tienen nuestra oración y súplica a la misericordia de Cristo Jesús para que sean consoladas y aliviadas y puedan encontrar, en medio de su dolor y angustia, el verdadero Camino que conduce a la Paz de Dios en Cristo Jesús.
Preparado por Monjas Mínimas-Daimiel

 OREMOS CON LOS SALMOS-Salmo 70
Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme.
Sufran una derrota ignominiosa los que me persiguen a muerte;
vuelvan la espalda afrentados los que traman mi daño.
Retírense avergonzados los que se ríen de mí.
Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan;
y digan siempre: “Dios es grande”, los que desean tu salvación.
Yo soy pobre y desgraciado: oh, Dios, socórreme,
que tú eres mi auxilio y mi liberación. ¡Señor, no tardes!