Orar
Dios mío
¡D I O S   M Í O!
"Dominus firmamentum meum,
et refugium meum
et liberator meus:
Deus meus adiutor meus".
Sal 18(17),3
 
El Señor es mi roca,… en que me apoyo
y mi refugio, …. fortaleza que me defiende de todo
y mi libertador;…me ha salvado
Dios mío, … mi Dios
mi ayudador…. mi fuerza salvadora
 
Nos introducimos en el Salmo para abandonarnos en Dios, el Dios que me ha salvado y lo es todo para mí.
El Señor es mi roca, “firmamentum” la base donde me apoyo y que no se hundirá porque es roca. Me apoyo con fuerza, me siento segura en mi “firmamentum”… mi “refugium” expresando un refugio seguro, a modo de gruta en la roca. Por tanto, nada me puede hacer mal porque estoy apoyada en El y sumergida en El. En El vivimos nos movemos y existimos.

Mi “liberator” liberador que me ha salvado, me ha librado de todo mal y se me ofrece como apoyo y cobijo….
Por tanto: “Deus meus”: mi Dios. Mi vida en El en la que El lo es todo…Teniendo a Dios por mío ¿podré necesitar algo más? ¿me faltará algo? Quien a Dios tiene nada le falta (Santa Teresa) ¿Quién podrá apartarme de amor de Cristo?... nada podrá apartarme del amor de Dios manifestado en Cristo, mi Señor.

Y hasta aquí es como expresar que he sido liberada de todo y sumergida en el Amor de Dios en Cristo Jesús. ¿qué falta pues? Hasta aquí está expresado como algo en quietud… pero viene el ultimo adverbio en su máximo grado “adiutor meus”, traducido literalmente como “ayudador”,… que expresa algo dinámico, el que me ayuda… en los salmos viene expresado como mi fuerza salvadora… este adiutor es difícil de expresar en la traducción todo lo que contiene. Sería como la fuerza que me mueve donde están apoyados todos los puntos de mi vida. La Fuerza que me creó, me mantiene en la existencia y me mueve a actuar el bien en todo momento. Es la misma fuerza y quien la envía… mi ayudador en todas las zonas de mi ser, de manera que todo brota de El, El me sostiene y a El tienden todas las fuerzas de mi existencia. ¡MI DIOS Y MI TODO, DIOS MÍO Y TODAS MIS COSAS!
Es un acto de fe y confianza en el Dios de mi vida que lo es todo para mí: ¡DIOS MÍO!.
Sor Magdalena López, O.M.