Valls (Tarragona)
Testimonio de Sor Diana

“Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir”

 

Sentía la llamada de Dios cuando tenía 15 años, cuando estudiaba secundaria. Aún no sabía muy bien qué era la vida religiosa; después fui comprendiendo con la ayuda de mis padres, qué era aquello de entregarse a Dios, y deseaba muy de veras ser de Él.

 

Yo quería ser monja contemplativa, pero no sabía dónde poder realizar mi vocación.

 

Conocí a las Monjas Mínimas un día que iba por la calle acompañada de una religiosa de vida activa. Nos acercamos a saludarlas y desde aquel momento tuve contacto con ellas.

 

El día 15 de agosto de 2007 ingresé en la casa de acogida que tenían en Chiclayo-Perú; yo contaba 21 años. Allí conocí mejor qué es ser Monja Mínima, conocí su carisma y me gustó mucho.

 

Tengo la gran certeza que Jesús está en cada paso que doy en la vida religiosa. Soy su discípula, y el regalo que el Señor me ha dado con la vocación religiosa me hace ser muy feliz.

 

Viviendo cada día más fielmente las exigencias de mi vocación, voy dando la respuesta incondicional a la llamada que Jesús me hace. Este ha sido el deseo más grande que he tenido en mi vida.

 

Amando como se debe amar, obedeciendo, procurando ser un alma profundamente mística; pero pisando tierra, estoy siempre dispuesta a ayudar a los demás confiadamente con Cristo.

 

Le doy gracias a la Virgen por haber guiado mis pasos a la Orden de las Monjas Mínimas. Siento que ésta es mi vocación.

 

Ahora puedo decir con todas las fuerzas de mi corazón: “Esto era lo que deseaba para poder vivir en paz. En armonía vive mi alma con Dios junto a mis Hermanas. Es corta la vida para agradecer a Dios el don de la vocación.”

 

Hace tiempo que pedí intensamente a Jesús, y Él me abrió las puertas de su casa. Puedo decir que soy muy feliz.

 

Deseo poder decir como la Venerable Sor Filomena, que quiero vivir sólo para Cristo: “Cueste lo que cueste me quiero santificar”. O como la Venerable Consuelito: “Quiero gastarme por Cristo”.

 

El 8 de diciembre del 2009, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, inicié el noviciado. Señor, Tú me has llamado para ser instrumento de tu gracia, acompáñame en este camino para que sea enteramente fiel. ¡FIEL PARA SIEMPRE!

 

Mi pensamiento y mi deseo eran ser toda de Jesús, pero había de esforzarme en el camino si realmente quería ser su esposa. El deseo y el querer nadie me lo podían quitar y me lancé a dar mi generoso “Sí”.

 

En el 2010, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, hice mi primera Profesión.

 

Amando a las hermanas y haciendo de Jesús Eucaristía el centro de mi vida, quiero cumplir siempre la voluntad de Dios como lo hizo la Virgen María.

 

Jesús te dice: ¡Sé dispuesta, sígueme y conságrate en mi amor para siempre!

 

Sor Diana del Sagrado Corazón de Jesús, o.m.