Valls (Tarragona)
Testimonio de Sor Domitila

BUSCO Y QUIERO CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS EN MI VIDA

Me llamo Sor Domitila de Jesús, soy de Kenia, Juniora, del Convento de Mínimas de Valls. Conocí a las Hermanas Mínimas por medio de su hoja vocacional que me llegó por medio de mi tía carmelita. Nunca había pensado ser monja, sino pasar la vida disfrutando con mis amigos y amigas.

Me puse en contacto con la Comunidad a mediados del año 1999 y fui descubriendo la riqueza del carisma mínimo, aunque no entendía mucho, pero decidí hacer al menos una experiencia. El día 5 de marzo del 2000, Año del Gran Jubileo y día dedicado a Nuestra Señora de África, llegué a esta Comunidad.

Dios fue guiando mis pasos entre luces y sombras. Al llegar al monasterio las Hermanas me recibieron con alegría, pero podéis imaginaros el choque entre la vida en Dios que se vive en el Monasterio y la vida del mundo que dentro de mí traía. Era como dar un vuelco total. Mas Dios nunca falla y su gracia ha ido haciendo su obra poco a poco en mí, haciéndome gustar su dulzura.

En todo momento busco y quiero cumplir la voluntad de Dios en mi vida, y esto me da seguridad y se va haciendo luz en mi camino. Hoy puedo decir con el arcángel San Miguel: ¿Quién como Dios? Decir con todo mi corazón que Jesús es TODO en mi vida y sin Él no vale la pena vivir y prefiero perderlo todo, hasta mi propia vida, que perderle a Él. Después de mi profesión he podido experimentar el amor de predilección que Dios tiene para conmigo, pues me concedió profesar en el día 2 de abril, fiesta de nuestro Santo Fundador, San Francisco de Paula, y del piadoso tránsito del Papa Juan Pablo II.

Durante estos tres años de Juniorado he palpado muchas gracias, y grandes, que realmente me hacen testificar que Dios siempre es fiel a sus promesas. Para mí es un tiempo realmente muy precioso pues me lleva cada vez más cerca del Divino Esposo; el único que nunca falla. No tengo miedo ya que confío mi vida a Dios, Sumo Bien, Dueño de todo y por Él me ofrezco para que por su infinita misericordia y
me guíe en el camino de la santidad.

Dios me ha regalado otras hermanas nuevas de diferentes partes del mundo, testimonio de la universalidad de la Comunidad, la Orden, y sobre todo de la Iglesia. Por todo esto doy muchas gracias a Dios y por todas las gracias que me ha dado, me da y que seguirá dándome a lo largo de mi vida. Pido al Señor que me conceda la gracia de saber serle fiel en todo lo que Él quiera de mí.

Que Dios me conceda la Santa Perseverancia; si esta es su voluntad espero consagrarme a Él definitivamente mediante los votos solemnes.

Sor Domitila de Jesús O. M.