Señor, mi corazón te canta agradecido.
¿Cómo no darte gracias, alabarte y bendecirte, si has sido y eres tan bueno conmigo?
Me diste, Señor, una capacidad insaciable de amar y ser amada, un fuego ardiente en tensión hacia el ideal...
Muy joven aún pasaste a mi lado y me susurraste que querías saciar mi sed de amor.
Me mostraste el más alto y bello ideal:La santidad, por la que luchar sin desfallecer cada día Hoy, se cumplen 25 años de entrega y mi corazón canta agradecido, porque has realizado plenamente mi corazón de mujer: esposa y madre, me has hecho hija y corazón de la Iglesia, fecundidad escondida que dilata tu Reino. Has colmado toda mi sed, todos mis anhelos, porque SÓLO TÚ podías hacerlo.
¿Cómo no darte gracias, alabarte y bendecirte, si has sido y eres tan bueno conmigo?
Ojalá, Señor, muchas jóvenes de hoy se dejen seducir por ti, como, en mi adolescencia, me sedujiste a mí.
Después de estos 25 años, puedo unir mi pequeña voz a los grandes Juan Pablo II y Benedicto XVI y repetir con ellos:
¡Merece la pena seguir a Cristo!
¡Él nunca defrauda!
¡Da más de lo que pide!
Porque te das plenamente a Ti mismo.
¡Gracias por todo, Señor!
M.S.O.
|