Archidona (Málaga)
Testimonio de Sor Lourdes
Merece la pena entregar la vida a Jesucristo... 
Sor Lourdes de Jesús Crucificado
 
Queridos todos los que leáis estas líneas:
 
Voy a compartir con vosotros algunos momentos y vivencias de mi vida, para que juntos veamos la bondad de Dios para con su criatura, pues El llama a quien quiere y se sirve de cualquier cosa para despertar el conocimiento de ese llamamiento en la persona llamada.
 
Nací en Archidona de la provincia de Málaga, un precioso pueblo que está cobijado por el Manto de su Patrona la Virgen de Gracia, el día 23 de octubre de 1970. Mis padres Enrique y Antonia muy buenos cristianos. Soy la más pequeña de cuatro hermanos: Enrique, Milagros y Rosario.
 
Fui Bautizada en la Parroquia de Santa Ana el día 5 de diciembre del 1970. Recibí la primera Comunión el día  1 de junio del 80.
 
Me he criado en un ambiente cristiano y sencillo, mis abuelos maternos vivían en casa, mi niñez transcurrió como la de cualquiera de vosotros, una niña inquieta y a la vez muy traviesa, (mi abuela materna, que era una santa) siempre decía a mi madre, “esta niña tiene que acostumbrarse a ir a la Iglesia a visitar al Señor”, ella me arrastraba y me quería llevar, yo a veces accedía  y le hacía pasar malos ratos pues me daba muchas carreras por el pasillo de la iglesia (la iglesia de la que hablo es la de las Mínimas que está enfrente de la casa de mis padres). Me formé e hice  básica en el colegio del Corazón de Jesús de las Hermanas de la Caridad, de las cuales guardo recuerdos muy hermosos.
 
Así iban pasando los años, me gustaba la bicicleta, la moto, el deporte, jugar con los vecinos de la calle, pero algo faltaba en mi vida, todo esto estaba bien pero no me llenaba por dentro. Cuando tenía las vacaciones del colegio mi madre para tenerme recogida de la calle y para que aprendiera labores me apuntaba a las Hermanas de la Cruz, también entré en los grupos Parroquiales de jóvenes, aquí fui profundizando en el conocimiento  de Jesucristo, el Sacerdote que los llevaba me ayudó mucho.
 
La vocación, la llamada siempre parte de Dios, El se sirve de mil acontecimientos para elegir a la persona que El quiere; en mi caso fue de la manera más inesperada y mirándolo con ojos humanos inexplicable, se sirvió de la muerte de una Monja Mínima, -Sor Victoria Molina- yo, como siempre traviesa y a la vez miedosa, resulta que las monjas tocaron las campanas de la torre (como se suele hacer cuando una monja fallece) mi madre que me conocía bien, le dijo a mi hermana que tuviese cuidado de mí para que no fuera yo a verla, (esto pasó cuando tenía 13 años), como siempre alcancé a oírlo y  lo bastante para estar alerta y escaparme a verla en cuanto pudiese y así lo hice, cuando hallé la ocasión me fui a la iglesia con más miedo que vergüenza y subí temblando a la reja del coro donde había mucha gente, cual fue mi sorpresa ¡bendita la hora en que vi a esta monja!,  no sé que entró en mi cuerpo, lo que a mi me pareció es que no estaba muerta, estaba dormida, sonriendo, con una cara de paz que la transmitía y en ese momento salí corriendo para llamar a mi madre y entré en mi casa diciendo: ¡mamá, mamá (al oírme mi madre, ya se dio cuenta de que había visto a la monja) ven, que vas a ver a una monja que está dormida, pero está sonriendo!; mi madre me acompañó, estuvimos un poquito y luego me vine a casa con ella, pero cada vez que podía me escapaba otra vez para verla, desde aquel momento mi vida cambió, el Señor se sirvió de ella para que yo estuviera hoy aquí dando este sencillo testimonio. A raíz de esto empecé a tener contacto con las monjas.
 
Ingresé en el Monasterio a la edad de 15 años, el 12 de octubre del 86, en el 87 el día de Todos los Santos comencé mi Noviciado en Andújar, años muy felices, en el 89 el 23 de octubre, hice mi profesión temporal y en 1994 hice la profesión Solemne, puedo asegurar que si mil veces naciera otras mil sería monja Mínima Contemplativa, el Señor me ha llenado de su AMOR, en mi amada Orden, la figura de San Francisco de Paula, mi padre y Fundador es totalmente actual en los tiempos en que vivimos, él no andaba por las ramas, ni quiere que andemos nosotros, nos espolea a ser lo que tenemos que ser, a vivir sólo para Dios, a ser coherentes con lo que sentimos, a llevarlo a la vida, en una palabra: su mensaje de conversión, de vuelta a Dios es siempre actual.
 
Doy gracias a Dios por este Don tan grande que sé no soy digna de él, pero confío en su gracia que nunca me abandona.
 
Para todos los que visitéis la página Web, os digo que merece la pena entregar la vida a Jesucristo, El plenifica y llena todos nuestro vacíos
 
Sor Lourdes Sánchez-Lafuente Cano O.M.