Lipa (Batangas, Filipinas)
Crónica Primera Profesión solemne

CRÓNICA DE LA PRIMERA PROFESIÓN SOLEMNE EN FILIPINAS:

SOR GENNEVI BALMES

El día 20 de julio del presente año, en la iglesia de San Francisco de Paula de las Monjas Mínimas de Lipa-City (Batangas) Filipinas, tuvo lugar la celebración de profesión solemne de una Hermana filipina, Sor Gennevi Balmes, en un ambiente de gozo, alegría y gratitud al Señor que rezumaba en el ambiente como especial bendición para las Hermanas que están llevando a cabo esta fundación desde el año 1.999.

La iglesia la llenaban familiares, amistades y fieles que se unieron a tan gozosa celebración, que estuvo presidida por Monseñor Ramón Arguellas, Arzobispo de la diócesis y seis sacerdotes cercanos a la Comunidad, entre ellos, el confesor y el capellán, que concelebraron la Eucaristía.

Conforme la profesa iba expresando públicamente los compromisos que estaba abrazando ante la Iglesia allí presente en la persona del arzobispo y demás fieles, según iba viviendo las diversas partes que componen el rito de la profesión solemne, quedó claramente expresado el carisma que constituye la vida íntegramente contemplativa de las Monjas Mínimas de total e integra dedicación a Dios, como lo absoluto de su existencia, en una vida abrazada de mayor penitencia cuaresmal, de constante conversión para ir configurándose con Cristo en su misterio de humillación y pobreza, en alabanza a la Trinidad y donación a la Iglesia y a todos los hermanos de la Humanidad, de quienes se hacen cada día voz ante el Señor para presentar sus necesidades y para dar gracias en nombre de todos por su gran misericordia y bondad.

La profesa mantuvo siempre una serenidad gozosa y una firme decisión que expresó en el momento de emitir sus votos perpetuos en manos de su Superiora, Sor Encarnación de Cristo.

El Arzobispo, en la homilía, exalto la dedicación total a Dios en la vida de las Monjas Mínimas, así como su vida de conversión y penitencia como especial servicio a la Iglesia.

La letanía de los Santos, la plegaria de Consagración de las vírgenes, la entrega de la vela como símbolo de la luz que la contemplativa Mínima tiene que llevar al mundo con su vida y del libro de la Liturgia de las Horas como signo de su vocación de alabanza e intercesión, jalonaron el rito de la profesión en un ambiente monacal y solemne amenizado por los cantos del coro del noviciado de los Hermanos de La Salle.

Al concluir la ceremonia, los fieles, religiosas y religiosos que habían acompañado a Sr. Gennevi en su profesión, la felicitaron gozosos y muchos de ellos aprovechaban la ocasión para encomendarles intenciones particulares para que las presentara ante el Señor.

La Comunidad, familiares y fieles cercanos a ellas, habían preparado dulces para obsequiarlos antes de retirarse a sus respectivos destinos.

Fue un día de gozosa celebración a la que se unieron espiritualmente las comunidades de las Monjas y Padres de la Orden en acción de gracias al Señor y de gozosa alegría por el don de la primera monja Mínima de votos solemnes de este basto continente asiático.