Grottaferrata (Roma, Italia)
Presentación
LA COMUNIDAD DE LAS MONJAS MÍNIMAS EN ROMA
 
        Corría el año 1724 cuando inspiró el Señor a D. Francisco Narici, un fervoroso sacerdote devoto de San Francisco de Paula, la fundación de un convento de Monjas de su Orden. Reunió a nueve jóvenes deseosas de consagrarse al Señor y con la ayuda del Padre Alberto Gullo de la Orden de los Mínimos, dio comienzo a la fundación de una Comunidad de Monjas Mínimas en Roma, bajo la Regla austera y penitente del eremita Paulano.
 
         Las nueve aspirantes se reunieron el 11 de junio del 1724, domingo, fiesta de la Santísima Trinidad y de San Bernabé Apóstol, en una casa arrendada cerca del Convento de los Mínimos ai Monti, donde cada día iban a Misa al amanecer, al no tener capilla propia.
         Don Francisco Narici empeñó todos sus bienes para asegurar a la naciente Comunidad los medios necesarios de subsistencia. Además  le regaló objetos sacros y reliquias de gran valor.
Estuvieron seis meses de prueba y el 8 de diciembre del 1724, consagrado a la Inmaculada Concepción de María, las nueve aspirantes, renunciando a todos sus bienes, se consagraron a Dios, profesando la Regla de las Monjas de la Orden de los Mínimos en la iglesia de San Francisco de Paula ai Monti.
         En el grupo de jóvenes estaba Vicenta Vercelli, que en la profesión tomó el nombre de Sor María Diomira de San José y se distinguía por su piedad y virtud. De ella se servirá el Señor para llevar adelante providencialmente esta fundación y es considerada unánimemente como la verdadera fundadora de la Comunidad.
         En 1780 la naciente Comunidad tuvo el gozo de ver terminada la construcción de su convento e iglesia, que fue puesta bajo el título de San Joaquín.
         Después de un siglo de historia gloriosa, la comunidad se vio obligada a distintos traslados por la supresión de los Institutos Religiosos decretada por el Gobierno Italiano en 1870.
         Fue un periodo muy difícil y triste ya que no sólo perdieron el monasterio, sino que tenían prohibido también recibir nuevas vocaciones. Por eso de la floreciente Comunidad se quedaron solo tres monjas conversas, hasta que finalmente en 1924 vinieron a ayudarlas dos Monjas de la Comunidad de Mora de Ebro (Tarragona-España) de la misma Orden. Gracias a su generosa entrega, la Comunidad fue reconstituida y pudo construir un nuevo monasterio, situado en la zona Monteverde, donde se instaló en 1929 abriendo las puertas a las numerosas jóvenes que lo solicitaban.
Aquí las Mínimas de Roma conocieron uno de los periodos más florecientes de su historia, viviendo con todo fervor su estilo de vida de radical pobreza y austeridad según el espíritu penitencial de nuestro carisma centrado en la oración, el silencio, la penitencia y el trabajo en la perfecta observancia de la Regla, según la renovación vivida por la Venerable Sor Filomena Ferrer de la Comunidad de Valls (España).
 
         En 1970 tuvieron que abandonar nuevamente el monasterio de Monteverde porque su entorno ya no reunía condiciones para la vida contemplativa y en 1976 se trasladaron a Grottaferrata, zona <<Squarciarelli>>, donde actualmente residen.
 
Pasaron a formar parte de la Federación de las Monjas Mínimas de España en el año 1967.
         Actualmente la Comunidad, tratando de buscar constantemente la voluntad del Señor, está abierta al don de nuevas vocaciones extranjeras, con la posibilidad de extenderse a otros países. Cuenta ahora con 13 miembros:
         5 profesas de votos solemnes, 3 de votos temporales Mexicanas, 1 postulante Kenyota  y 4 aspirantes Mexicanas.