Andújar (Jaén)
Profesión de Sor Rebeca

CRÓNICA. PROFESIÓN DE SOR  REBECCA

 
                 El día 27 de octubre, de 2012, Año de la Fe, en nuestra Comunidad, tuvimos la alegría inmensa de ver hacer su entrega al Señor, emitiendo sus Votos, la joven novicia Sor Rebecca Gnanaprakasam.

             Esta celebración, estuvo precedida por una Vigilia de oración por las vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras y laicales, orando de manera especial por nuestra hermana, que al día siguiente haría su consagración al Señor.

             Fue grande nuestro gozo al ver nuestra iglesia llena de fieles, que se unieron a esta oración dirigida por la Comunidad en la que todos participaron con cantos y oraciones recitadas con gran fervor.

             Previamente, se había preparado la iglesia colocando en el presbiterio, delante del altar, los iconos de “Jesús Salvador” junto con el de la “Virgen de la Ternura” entre luces y flores, creándose así un espacio de oración en el que contemplando la majestad y dulzura de Jesús y la ternura de María, nuestra Madre se  llenaba el alma de gozosa paz y alegría, como nos manifestaron los participantes.

             Y por fin el día 27, a las 5 de la tarde, tuvo lugar la Profesión dentro de la solemne Eucaristía que presidió el Ilmo. Sr. D. Rafael Higueras Álamo, Delegado Episcopal para la Vida Consagrada. Concelebraron con él un grupo de sacerdotes de las distintas parroquias de Andújar así como el Rector del Seminario Menor de nuestra Diócesis de Jaén, D. José María Romero, que se desplazó para acompañarnos en este feliz evento.

            La iglesia  estaba abarrotada de fieles que emocionados y silenciosos siguieron toda la celebración.

           Sor Rebecca tras haber respondido serenamente a la llamada “Aquí estoy, Señor; tú me has llamado” y al interrogatorio con su Si, quiero”, tras una cálida homilía en la que don Rafael destacó la llamada de Dios a Sor Rebecca, emitió sus votos con voz serena y segura, depositando a continuación sobre el altar,  el pergamino donde había escrito la fórmula de la Profesión.

               Después, tras la imposición del velo y la entrega de la Regla, se cantó el salmo 44, “Me brota del corazón un poema bello/, recito mis versos a un Rey/ mi lengua es ágil pluma de escribano/.  Eres el más bello de los hijos de los hombres/ en tus labios se derrama la gracia/. Por eso el Señor te bendice para siempre. Escucha hija, mira, inclina el oído/, olvida tu pueblo y la casa paterna…” con la antífona “Busqué al amor de mi alma”.  Este canto que produjo gran emoción   continuando así la Eucaristía con toda solemnidad hasta finalizar con las palabras que sor Rebecca dirigió a todos diciendo entre otras cosas:

  Queridos Hermanos: En esta tarde del mes octubre, de 2012, año de la fe, por una gracia muy singular de Dios, he hecho mis votos al Señor;  y la palabra que brota de mis labios y sobre todo de mi corazón es: Gracias, Señor,  porque me has llamado por mi nombre y me has elegido para ser tuya para siempre.

   Sí, en estos momentos, tan significativos e importantes para mí, Gracias, es una palabra que quiero decir a todos cuantos hoy me acompañáis en esta celebración en la que he tenido la dicha de consagrarme a Dios. 

 Un agradecimiento especial siento hacia mis padres y  hacia  mi hermana que me enseñaron a amar a Dios sobre todas las cosas  y me apoyaron para realizar mi vocación, aquí, en esta  Comunidad de Monjas Mínimas, a la que conocí, a través de mi prima, sor María Ángeles  Thomas,  religiosa en esta Comunidad, en  donde  he encontrado el Amor de mi Alma,  Jesús. Y ha sido aquí en esta Comunidad, donde, estando cerca del Señor  y con el ejemplo de mis Hermanas, he aprendido a amar más intensamente al Señor y  a los demás.  Agradezco, pues,  vivamente a todas  y cada una  de mis Hermanas, cuanto me han enseñado y ayudado a crecer en lo humano, a madurar en la fe y a  formarme como Hija de San Francisco de Paula. 

                Pedid por mí para que cumpla mis votos al Señor y sea mi vida gastada por Cristo, un canto de amor y alabanza,  en una súplica constante  por la Iglesia, el Papa, nuestros obispos y sacerdotes  y  por todos los hombres mis hermanos entre los que estáis vosotros que en esta tarde me acompañáis.  Un abrazo y contad siempre con mi oración.      

              Estas palabras fueron escuchadas con mucha atención por todos los fieles que emocionados respondieron con lágrimas en los ojos y con un gran aplauso, mientras se cantaba el “Magníficat” dando gracias al Señor por el don  que Él nos hace con la entrega de esta joven hermana,  al mismo tiempo que oramos al Señor para que otros jóvenes se sientan atraídos por Jesús y sigan el ejemplo de Sor Rebecca.